ATENCIÓN

Gracias a todos los que leyeron mi anterior aviso sobre las imágenes de san Juan Nepomuceno. Habéis sido muchos quienes me escribisteis para darme noticia de algún Nepomuceno que conocíais, y os lo agradezco de veras.

Ahora, siguiendo con otras investigaciones, estoy centrada en varios asuntos y quería volver a pedir vuestra colaboración: si alguien conoce cepillos limosneros con representaciones de santos y no le importa hacérmelo saber o mandarme una fotografía (raquelsiguenza@msn.com), lo agradeceré igualmente. También tengo interés en imágenes de ánimas (cuadros de ánimas, los mismos cepillos que mencionaba...)

¡Muchísimas gracias a todos por vuestra ayuda!

Iconografía oculta

Un apartado en el que todo el mundo puede participar. Cada semana os invito, a modo de juego, a descubrir qué se representa en una imagen. Podemos, entre todos, ir aportando pistas que, sin desvelar por completo el asunto, nos acerquen a la solución. Si tenéis interés por la iconografía, tanto cristiana como clásica, os animo a que enviéis vuestras opiniones. ¡Será divertido!





















martes, 22 de diciembre de 2009

José y la mujer de Putifar



La historia de José, hijo de Jacob, aparece narrada en Gn, 37-45, aunque el episodio concreto con la mujer de Putifar responde a Gn. 39: 7-20.

Era José el hijo predilecto de su padre, por lo que sus hermanos empezaron a odiarle, y aprovechando que iba con ellos a apacentar los rebaños, un día lo vendieron a una caravana de ismaelitas que iban camino de Egipto, donde lo compraría Putifar, ministro del faraón y jefe de la guardia, como esclavo. Pasó el tiempo y la mujer de Putifar puso los ojos en él, pidiéndole que se acostara con ella, pero José se negó, porque no quería traicionar a su señor. Ella insistió, cogiéndole del manto, que se quedó entre sus manos cuando José huyó. Despechada, llamó a sus sirvientes y esposo, contándoles que el criado había intentado violarla, mostrando el manto como prueba. La narración continúa con los sucesos de José en la cárcel, donde interpretó los sueños del copero y del panadero del faraón, y más tarde los propios sueños de éste. Cayó en gracia del monarca, quien le ofreció la mano de su hija y lo nombró intendente y virrey de Egipto.

En cuanto al desarrollo de la escena de José con la mujer de Putifar, lo primero que hay que destacar es que desconocemos el nombre de ella. Como en muchas otras narraciones bíblicas, el nombre de la mujer no importa. s naranjas se convierten en sanguinas. Producto de la imaginación popular ha sido el hecho de que se considerase que Putifar era eunuco, especie de excusa para justificar el acoso que sufre por parte de su mujer, si bien la Biblia tan solo dice que era un funcionario al servicio del faraón.

El arte toma los momentos del requerimiento de José por parte de la esposa de Putifar y la posterior acusación de ésta, y normalmente más el primero que el segundo. Por regla general, ella aparece semidesnuda, con las sábanas ocultando la parte inferior de su cuerpo, como en la obra de Guercino que hoy se encuentra en Washington (imagen superior).

Siguiendo todavía la tradición medieval de contar los diversos momentos de una historia en los diferentes planos de la pintura, el llamado Maestro de la leyenda de José, seguidor de Rogier van der Weyden y activo en torno al año 1500 en Bruselas, incluye detrás del acoso que sufre José (con un paño rojo que cubre la cama, símbolo de pasión), la falsa acusación que hace la mujer de Putifar, señalando de forma muy expresiva la túnica caida en el suelo, ante su marido en el segundo plano y la detención de José en último término (imagen derecha).


2 comentarios:

  1. Hola, una pintura sobre esta referencia puede resultar de tu interés:
    "José y la mujer de Putifar" de Antonio María Esquivel. Saludos, José (desde Argentina).

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  2. ¡Muchas gracias, José Luis!

    Un saludo, Raquel

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